domingo, 2 de marzo de 2014

El gozo y responsabilidad de seguir a Cristo

Cuando Jesús les preguntó a sus discípulos si querían dejarle para buscar otro camino mejor, Pedro le respondió: “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Para Pedro y sus compañeros no había ninguna otra persona, ningún otro camino mejor que merezca la pena transitar, vivir y hasta morir, que el camino de Jesús. Porque – como él mismo Jesús lo declaró – Él es El Camino, La Verdad y La Vida, sólo por medio de él volvemos al Padre.

La reflexión de Pedro es de suma importancia. Todos deberíamos hacernos tal pregunta: ¿A quién iremos? ¿A quién seguiremos? ¿A un político? ¿A un Gurú? ¿Las estrellas?  ¿Alguna iglesia? ¿Qué otro camino podría ser más seguro que el de Cristo? Los cristianos nos llamamos precisamente así porque seguimos a Jesús. No seguimos a otra persona, ni siquiera a una iglesia o pastor, sino a Jesús mismo. Hemos puesto nuestra confianza en aquel que fue enviado por Dios para entregar su vida y salvarnos, guiarnos hacia lo bueno, lo correcto, lo mejor. Para darnos “vida abundante” con Dios.

No podemos seguir dos caminos opuestos a la vez, y Jesús dijo que en la vida sólo hay dos: Un camino ancho por el que transita la mayoría cuyo fin es la muerte; y otro angosto (Él) que conduce a la vida eterna. También dijo que no podemos servir a dos señores; o amaremos a uno y desobedeceremos al otro; o seremos fiel a uno e infiel al otro. Jesús es exclusivo, y demanda lealtad plena y absoluta. Si alguien pretende seguir a Jesús “a medias” con la intención de obtener sus bendiciones (sanidad, protección, etc.) mas no para obedecerle y ser como él, entonces tal persona no ha entendido todavía lo que implica ser cristiano. Con un compromiso parcial no se puede ser un seguidor de Cristo. Ser creyente es ser discípulo. Ser discípulo es querer ser más como él. Jesús nos llama a una confianza creciente en él, a un mayor conocimiento vivencial de él, que nos lleve día a día a admirarle más, creerle más, obedecerle más, servirle más.

Ya lo dice el cántico: “He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás, no vuelvo atrás…”  Sigamos avanzando juntos en el mejor, único y excelente Camino: Jesús


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